Gracias por fumar

Nick, el portavoz jefe de Big Tobacco, se gana la vida defendiendo los derechos de los fumadores y de los fabricantes de tabaco en neopuritana cultura americana. Plantando cara a los fanáticos de la salud que están decididos a prohibir fumar y a un senador que pretende colocar etiquetas de veneno en todas las cajetillas, Nick emprende una ofensiva de relaciones públicas, refutando los peligros de los cigarrillos en televisión y contratando a un agente de Hollywood para promocionar tabaco en las películas.

Film escrito y dirigido por Jason Reitman, basado en la novela de Christopher Buckley. Visión satírica de aquella cultura mediática, que busca transmitir información o emplear los comentarios o acciones de otra persona de forma sesgada o manipulada para influir favorablemente en la opinión pública, algo que parece inventado por los yanquis pero que, como suele ocurrir en estos casos, se extiende rápido a otras culturas, incluyendo la nuestra.

El trabajo de un excelente grupo de actores es el mayor aliciente de una película correcta que convence pero entusiasma poco, debido sobre todo a que la mentalidad europea dista del puritanismo de la americana y, por tanto, lo subversivo allá quizás no lo sea tanto acá.

Comedia ácida protagonizada por un antihéroe, bien lejos del clásico héroe americano. Aún así, es pura apariencia, pues lejos del supuesto mensaje subversivo, el discurso es más convencional de lo que parece y las motivaciones de los personajes son más bondadosas de lo que parecen. A pesar de las consabidas dosis de incorrección política (desde el punto de vista yanqui, of course), el potencial crítico de la historia apenas traspasa la superficie del problema que constituye el eje de la narración: ¿dónde se hallan los límites de la responsabilidad de las tabacaleras?, ¿y los de los usuarios?.

Debido a un buen guión y un aún mejor montaje, el producto, de un ritmo endiablado en su presentación, engancha, dada la habilidad a la hora de mezclar momentos cómicos con dramáticos. Aún así, adolece de falta de calidez en la presentación final.

En resumen: largometraje irreprochable, historia atractiva, buenos actores y un director, que es novel pero sin duda está llamado a ser un crack entre la falta de tales talentos en el Hollywood del siglo XXI. Pero le falta emoción, mayor acidez, y mayor carga de profundidad contra el establishment puritano que trata de implicarse en todas las áreas de la vida personal de cada uno de nosotros.