Nos vemos pronto...
No sé qué me pasa antes de iniciar mis vacaciones. En los últimos años me ha ocurrido sistemáticamente. Aunque me gusta dejar todos los asuntos cerrados o, cuanto menos, aparcados para después de "reponer las pilas", siempre me voy con una cierta sensación de culpa, como si me dejara algo, como si hiciera algo mal o perjudicara a alguien con mi marcha. No es así, pero no lo puedo evitar. Supongo que es natural cuando tienes un cierto nivel de estrés y llevas una vida bastante activa. Por otra parte, desde el ataque de ansiedad que tuve a principios de este año, cuando estaba en la semana de descanso navideña, tengo una cierta inquietud a que mis niveles de neurotransmisores no me jueguen una mala pasada...
Pienso en esas cosas, pero inmediatamente las aparco en el trajín de preparar la maleta y los cuatro bultos que me tengo que llevar: mochila pequeña, bolsa del equipo fotográfico, portátil y el trípode pues mi afición fotográfica me lleva a hacer fotos en condiciones extremas de luz (u oscuridad) y como no me las haga con un trípode y exposiciones largas no podré hacerlas como es debido. Ése es otro tipo de estrés que substituye al profesional: ¡QUE NO SE ME OLVIDE NADA!... Luego a dormir y a madrugar. Autobús a las 8:15 h y llegada a un pueblo donde o me espera un "coche-correo" (sí, como los que había en la postguerra) o, según cómo, tomaré un taxi que me permita hacer los 45 km que me faltan, en una hora aproximadamente. Todo hay que decirlo, si esos 45 km los hiciera en el coche-correo, lo primero me fundiría por el calor, lo siguiente acabaría con los ... convertidos en tortilla debido al continuo traqueteo por carreteras en mal estado, curvas cerradas y peraltadas, etc, etc..., por no hablar que esos 45 km tardarían casi 2 horas en hacerse.
¿El premio a realizar los 355 km que me separan de mi destino en 6 horas aproximadamente?... lo primero el aire fresco, lo siguiente el aire con aromas a tomillo, a romero, a mejorana o a resina de pino, después el canto de los pájaros o el suave bisbiseo de la brisa que sopla, luego los cielos continuamente cambiantes con juegos de nubes de todos los colores, finalmente el llegar a tu destino, párese el traqueteo, párese el calor, venga a mí el frescor del paisaje o el de una casa con muros de 1 metro de espesor, el silencio... el relax... el abandono... ¡y unas buenas pipas al caer la noche, contemplando las estrellas!
¡BUENAS VACACIONES y nos vemos a la vuelta!